Europa ante el terrorismo. Perspectiva de un emigrante.

Hoy nos despertamos de este lado del Océano con esta noticia. (Imagen tomada de: 20 minutos)

Emigrar, a diferencia de ser exiliado o desplazado, sea por las razones que sean, es un proceso voluntario en el que la persona decide dejar su país de origen o de residencia para dirigirse a otra nación donde evidentemente va a encontrar un entorno cultural que es diferente de aquel de donde salió. Mientras que un desplazado o exiliado, normalmente vive un proceso mucho más brusco de arrebato de todo lo que esa persona era o acostumbraba a ser y a hacer, por lo cual llegar a una nación que lo acoja es un choque que debe tener un impacto mucho más grande en su psique, que quien decide llegar a un país voluntariamente.

Dejando esto en claro, entender un proceso tan complejo en una sociedad como es el desplazamiento masivo de poblaciones a otros países, es tan complicado que ni siquiera se compara con las diásporas de emigrantes que salen de sus lugares de origen que aunque se encuentren en crisis, aún conservan algo de institucionalidad mínima o de mecanismos para decidir irse o quedarse a voluntad.

Escribo esta reflexión hoy, día en el que justamente otra ciudad representativa de la cultura occidental y capital de la Unión Europea, Bruselas, es atacada por el terrorismo.

La permanente disyuntiva de Europa

Como emigrante, hoy en día radicado en Argentina, mi primer paso en la ruleta de la emigración desde Venezuela, fue irme a Europa a probar suertes en Dublín, Irlanda con un curso de inglés de un año académico. De ahí aprendí que para lograr radicarse definitiva y legalmente en un país de la comunidad europea, para alguien que no cuenta con lazos comprobados con ninguna nacionalidad de esa región, es un proceso muy costoso y complicado.

Pero para mi sorpresa, antes, durante y después de mi estadía allá, noté una política de puertas abiertas con los refugiados que escapan de los conflictos existentes en Oriente Medio y el norte de África.

Antes que se adelanten a pensar que esto es una crítica, les salgo al paso: me pareció hasta cierto punto, una labor loable la de muchos irlandeses que conocí, por ejemplo la de prestar apoyo a familias de desplazados a establecerse y adaptarse a la cultura de su nueva nación adoptiva; e inclusive vi como muchos refugiados ya tenían sus negocios propios y poco a poco estaban haciéndose parte del paisaje diario de la ciudad.
Una Europa que se polariza entre qué hacer con la situación de los refugiados y su relación con los atentados que está sufriendo. Dos caras de una misma moneda.

Lo que más me preocupó realmente, es que desde otros sectores de la sociedad irlandesa o de algunos representantes políticos se generara una especie de sentimiento ultra-nacionalista y xenófobo que pudiera afectar inclusive nuestra estadía —aunque la verdad eso no tuvo nada que ver con mi salida de Irlanda—, así como también temía por la llegada de personas malintencionadas, escondidas entre los miles de refugiados que tuvieran en mente poner en acción planes en contra de sus naciones adoptivas —y tenemos que tener claro que unos pocos pueden hacer mucho ruido y causar gran caos—.

La verdad es que a Europa, desde entonces la veo sumergida entre las corrientes que defienden recibir a todos los refugiados posibles, como una especie de retribución por daños causados, corrección política o reivindicación histórica por los procesos vividos por ellos y la de los que quieren cerrar sus puertas a la acogida de desplazados y personas que son desarraigadas contra su voluntad de sus países de origen.

Y mientras tanto, ni se han atacado las causas que han generado los conflictos en Medio Oriente y norte de África, ni se evitan las consecuencias con la llegada de posibles terroristas o personas que en un proceso tan duro como el desarraigo violento de su nación de origen los hace presas fáciles de los inescrupulosos que quieran fundar células terroristas en el interior del continente europeo.

El futuro no pinta muy brillante

Entre mis experiencias de emigrante aquí en Argentina, tuve el placer de asistir a unas clases magistrales sobre el contexto histórico, político y económico que tiene al mundo sumido en esta situación dictadas por profesores de institutos de negocios de aquí. En estas charlas aprendí que la conflictividad del Oriente Medio no data desde la intervención de los EEUU en los conflictos de Afganistán e Iraq, ni siquiera tampoco desde que se decidió fundar el Estado de Israel entre Jordania y Egipto, sino que tiene su origen desde que se estableció el comercio de seda con la Ruta de la Seda entre los primeros imperios europeos y China, India y el resto de Asia.

Hoy en día, la conflictividad no se debe a la seda, pero sí a otros commodities como el petróleo y el gas y a su propiedad geográfica de comunicar Asia con Europa. Y no sólo los Estados Unidos tienen intereses en esta región, sino también los países europeos y la misma Rusia y China, porque parten de la premisa que quien controle esta región controlará la más importante zona de transporte comercial del mundo ¡cuánto poder!. 

Así que, sin profundizar en razones de nadie, ver que esta región tiene tanto por ofrecer al resto del mundo, no se prevé un cese a la conflictividad, lo que generará más desplazamientos. Y con una Europa que insiste en la corrección política para justificar algunas cosas como mantenerse en la lucha por medioriente y no trasladar a los refugiados su rigidez inmigratoria como la que aplica a los muchos emigrantes que llegan de otras regiones del mundo, puede traer un costo muy alto que hoy se traduce en un atentado terrorista en Bruselas similar a los de París, pero que mañana puede costar el estilo mismo de vida de la cultura occidental, eso sin contar el irreparable costo colateral de los atentados y las guerras civiles que se viven en Turquía, Siria, Líbano y Libia, por mencionar algunos.
Con la conflictividad en aumento, no es raro encontrarse estas imágenes con sólo escribir en un buscador: "Europa"

No todos los días las situaciones son tan singulares y entretenidas como las de las Crónicas Maitanas, lamentablemente

¿Qué creen ustedes sobre la situación que se le plantea a Europa con este nuevo atentado en Bruselas? ¿se debe controlar mejor la llegada de refugiados? o ¿se debe avocar a evitar el conflicto en Siria y con el Estado Islámico?

Te invitamos a que nos dejes tus comentarios y opiniones.

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