A los 18 años de edad, la mayoría de las chicas están pendientes de algún amor, de que las inviten a alguna fiesta, de qué van a estudiar… sin embargo, la protagonista de esta historia, a sus 18 años, estaba pensando que ella no iba a morirse joven. El diagnóstico de Linfoma de Hodgkin era un obstáculo que se imponía entre ella y el futuro que ni siquiera había tenido tiempo de imaginar con calma.
LA HISTORIA DE MAISHA: PRIMERA PARTE - LA TEMPESTAD
A los 18 años de edad, la mayoría de las chicas están pendientes de algún amor, de que las inviten a alguna fiesta, de qué van a estudiar… sin embargo, la protagonista de esta historia, a sus 18 años, estaba pensando que ella no iba a morirse joven. El diagnóstico de Linfoma de Hodgkin era un obstáculo que se imponía entre ella y el futuro que ni siquiera había tenido tiempo de imaginar con calma.
De
eso hace ya 13 años, y mirando hacia atrás, Maisha recuerda el
apoyo de su familia y amigos como el mayor bastón para transitar el
camino hacia su curación. «No quiero morir tan joven», era el
mantra que la mantenía anclada y constante en el cumplimiento de sus
tratamientos. Y así, entre quimio y quimio, tratamiento y
tratamiento, lagrimita y lagrimita, el cáncer fue abandonando su
cuerpo, cediendo el paso para que la joven pudiera, por fin, elegir
su camino.
Y
fue así que, una vez terminada su carrera de Derecho en Caracas,
Venezuela, Maisha eligió, por supuesto, el camino de los gitanos.
A
Maisha nunca le ha gustado que su vida dependa de otras personas.
Precisamente, se requiere de alguien que esté convencido de que su
vida, y el rumbo que esta tome, es de su entera responsabilidad, para
hacerle frente a un diagnóstico tan sombrío como el de Linfoma de
Hodgkin, y salir airosa de tal batalla. Su Caracas natal se había
vuelto demasiado insegura como para garantizarle la vida que le
acababa de ganar al cáncer. Y simplemente, todo su ser le decía que
su destino estaba en otro lugar. Así que la joven armó sus maletas,
se despidió de sus familiares y amigos, y se embarcó en un avión,
rumbo a Ciudad de México, México.
Si
le preguntan que si la despedida fue fácil, ella dirá que no. Dejar
sus afectos no le resultó fácil. Sin embargo, ya Maisha había
aprendido la primera de muchas lecciones: no te sirve de nada tener
una vida, si no sales a vivirla. Y con esa mezcla de emoción,
nostalgia y libertad que experimentan todos los que salen a plantar
sus raíces en otra tierra, aterrizó la joven en México. Ya había
estado antes en Ciudad de México, visitando a su hermano, quien
vivía ahí. Y fue en ese viaje previo en donde supo que ese sería
su próximo hogar. Al llegar ahí, supo que estaba en casa. Y sí fue
su casa, al menos por unos meses.
La
abogada comenzó a dedicarse al canto y la composición musical junto
con su hermano, quién es músico. Pero después de 4 meses de haber
llegado a Ciudad de México, recalculó su rumbo y fue a parar a
Cancún. ¿Que qué hizo allá? Prácticamente de todo. Al principio
comenzó en una peluquería como peluquera. No tenía idea de cómo
manipular unas tijeras, pero le habían ofrecido formación, y
tramitarle el permiso de trabajo. Desafortunadamente, dos clientes
tuvieron la desgracia de caer en sus inexpertas manos, y sirvieron
como conejillos de indias para la aprendiz de estilista. Su
sacrificio no fue en vano, porque nuestra protagonista luego se
convirtió en una peluquera bastante competente, pero abandonó este
empleo cuando se dio cuenta de que su jefe no tenía intenciones de
tramitar ningún permiso laboral. De ahí cambió de rubro, y dio un
salto a la animación, animando a los huéspedes de un hotel que sí
le sacó el permiso de trabajo, y le dio alojamiento y comida
incluido en el paquete laboral. Trabajó también como chica Hooters
(¿por 400 dólares la noche? Ejem… ¿a dónde puedo enviar mi
CV?). Más adelante, trabajó como Manager de los VIP Guests y el
Lobby del hotel. Maisha se complacía en cada experiencia laboral que
tenía, y la disfrutaba, pero también comenta que esos años en los
que estuvo allá, vivió una vida de excesos.
Si
bien tenía «todo» lo que socialmente pudiera considerarse deseable
–alojamiento en un hotel 5 estrellas, comida, un trabajo divertido,
un excelente ingreso económico y una vida social excitante–,
Maisha se sentía desorientada y vacía. Intuía que ya era el
momento de moverse hacia otras cosas, y como siempre, la vida la oyó.
Entre toda la gente que tuvo la oportunidad de conocer en Cancún,
conoció también al que sería su esposo; un norteamericano oriundo
de Cleveland. Y a pesar de que después de casarse permaneció un año
más viviendo y trabajando en Cancún, finalmente se mudó a
Cleveland, cambiando de aires y de trabajo.
Fluir
no es fácil, y a pesar de todo lo que hemos contado, Maisha apenas
estaba viviendo el preludio a su tormenta, adentrándose en lo que
sería su tempestad. Los verdaderos cambios estaban por llegar.
Cáncer,
graduación, despedidas, mudanzas, trabajos, excesos. Mucho en muy
poco tiempo. Sin embargo, nuestra protagonista nunca ha sido mujer de
quedarse estática. En la próxima entrega, acompañaremos a Maisha
en su nuevo destino. ¿Cómo logró esta animadora/chica Hooters
darle un giro de 180° a su vida y conectarse con lo que
verdaderamente era su vocación?
Continúa
en la próxima entrega.
About author: Maitana Delgado
En este orden: Ser humano. Mujer. Emigrante venezolana en Argentina. Hija, hermana, amiga. Psicóloga egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela. Máster en Psiconeuroinmunoendocrinología de la Universidad Favaloro, Argentina en proceso. Facilitadora de Técnicas de Terapia Psicocorporal de ASOFIPSICOS. Escritora aficionada de mis aventuras desventuras. Practicante descoordinada, pero entusiasta, de pole fitness. Fiel creyente del humor como la mejor de las medicinas. Alma viajera con el monedero vacío, por los momentos. No puedo comer chocolate.
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Qué bueno que está aprendiendo a desaprender esa dicotomía que tanto daño nos hace, y qué bien que se está convirtiendo en una Lance Armstrong ;)
ResponderEliminarMe voy directo a la tercera parte de esta fascinante historia... ¡Qué emoción!
Maisha es una dura, y no te imaginas cómo es C., el protagonista de nuestra próxima historia. Está atento!
Eliminar¿Y ya leíste la segunda parte?
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